miércoles, 18 de junio de 2008

De pronto las cosas se quedaron sin explicación, claras y a la ves tan turbias que mi cabeza se lleno de confusión y de mi boca solo salían estupideces sin sentido.
¿Cómo abordarla, qué decir? pensaba mientras mordía mis uñas, mejor dicho mis padrastros.
¿Debo tocarla, que pasa si me acerco?... mejor me mantengo quieta en mi lugar, quiero prender un cigarro, ¡pero no le gusta!, ¡si!, pero eso calmará mis nervios, ¡si!, ¡pero no le gusta!, ok, me aguanto hasta que se detenga, ¿querrá platicar de algo en especial?... ¡hey! te dijo que no quería presiones, si, pero vino, ¿entonces?.
Todo eso pasaba por mi cabeza, mientras de fondo se escuchaba música de la quinta estación, o cualquier otro grupo, la verdad estaba tan inmersa en mis preguntas, en mis respuestas que poco le prestaba atención.
Esquivaba mi mirada, por lo tanto la mantuve siempre de lado derecho, hacía la ventana, pocas veces volteé, sólo las necesarias para percatarme que también estaba nerviosa. Ella que es tan extraña en sus maneras, es de las pocas personas que no logró traducir a mi idioma y por lo tanto no puedo traducirle el mío, esto sólo a partir de un viernes...
Pensaba en todo y en nada, a la vez que de mis labios brotaba alguna broma tonta, un tema sin importancia o una crítica idiota con tal de no tocar el tema, algo preguntó, pero fue tan directa su forma que me asustó, no sé esperaba que nos detuviéramos, charláramos, y simplemente nos viéramos a los ojos y ya, pero ella veía el camino y yo por la ventana... mientras observaba los autos pasar, como una película se iban recreando en mi mente cada cosa, cada palabra, cada beso, cada caricia...
El como llegué a besarla no sé, el cómo llegamos a esa esquina y continuamos besándonos, no lo sé pero fue fenomenal, aún recuerdo su carita tierna, sus manos tomando mi rostro, sus manos corriendo deprisa por encima de mi ropa, en un sigo o me detengo... ¡no! estoy en mis días, no me toques, pero es que... y callabamos nuestras respectivas bocas con un beso.
Alcohol en la sangre, calentura... que se yo, el caso es que fue maravilloso, pienso en las señales, pienso en nuestras manos entrelazadas jugando un juego que jamás habíamos probado, ella a su estilo, yo al mío... besar amigas por urgencia o ganas, no se me había ocurrido, esa vez fue distinta, el alcohol rompió con las cadenas de la vergüenza que me ataban, su cercanía, su temeridad... no sé. Lo recuerdo tal cual sin lagunas, sólo el mar de ternura que aquella noche sentí y que sueño volver a sentir.
Somos buenas hablando de libros, películas, situaciones, pero no de nosotras. Comento otra estupidez mientras atiende una llamada en su celular, que desesperación, ¡ya se va! y perdí el tiempo... no me faltaba alcohol, me sobraban las ganas, pero me ganó el temor!!
A ella ¿qué le pasó?... no sé, simplemente quedó pendiente otro café, ¿una tarde completa?, ¿con ella?... si rozar si quiera su mano, que complicado, quiero tomarle aunque sea un dedo.
¿Qué opina?... no sé, creo que habré de esperar cruzada de brazos, no quiero presionar, no deseo eso, pero tampoco quiero dejar de verle, pero odio verle y tener que hacerlo de reojo.

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