martes, 23 de marzo de 2010

La familia

La oscuridad llenaba el espacio de dos por dos... una gota caía tras otra sobre su cabeza, tenía frío, le dolían los huesos, la humedad de ese cuarto le penetraba por los poros de su piel hasta llegar a los huesos... no sabía, aún no comprendía lo que sucedía, ¿qué hacía ahí?, ¿en qué momento llegó ahí?, ¿quiénes eran esas personas que la alimentaban y veían por su bienestar, pero al mismo tiempo la maltrataban y encerraban?, que atormentaban a su familia con llamadas anónimas, amenazándolos...

Pensaba y pensaba y su razonamiento de niña no le daba respuesta alguna para entender lo que pasaba, sólo tenía 7 años, quería salir a jugar con su amiga Rebeca, ver a sus padres, abrazar a su abuela, pasear tomada de la mano de aquél viejesito que tanto adoraba, caminar por la plaza alimentar a las palomas, comprar un par de helados y estar con esa presencia que tanto la llenaba de paz, de amor...

Estaba ahí, encerrada, escuchando poco lo que sucedía detrás de esa puerta de acero, llena de candados, cadenas, apenas podía ver el exterior por un pequeño orificio por el cual penetraba la luz del sol, un remache que en algún momento fue parte de esa puerta, se cayó y se convirtió en una ventana para ella... era su único contacto con el exterior, podía ver si era de día o de noche, a veces intentaba asomarse, pero el hueco era tan pequeño que apenas podía percibir las siluetas de aquellas personas, sólo sus voces, sus silencios y de vez en vez una que otra risa, y las llamadas... "Si no tiene esa suma, su hija regresará a ustedes en pedacitos, ¿por qué parte quiere comenzar?".

Recordaba su casa, cómo extrañaba su habitación, sus padres la habían diseñado desde que ella estaba en el vientre de su madre, escogieron los colores, su recámara de dos plantas, con unas escaleras en caracol, arriba, donde tenía su cama y una sala de estar para jugar con sus amiguitas y sus muñecas, abajo tenía un espacio para juegos, un caballete, la niña disfrutaba jugando con pinturas, y en acuarela pintó un unicornio a su estilo muy surrealista, y lo regalo a su madre quien lo tenía colgado en una de las paredes de su inmensa oficina. También pinto algunos cuadros que obsequió a su padre y que también penden de algún clavo en la pared de su empresa.Su casa de enormes jardines con la alberca, era muy pequeña para entrar a la alberca así que disfrutaba chapoteando en el jacuzzi... Sus padres le prometieron que cumpliendo ocho años contratarían a alguien para enseñarle a nadar.

Pasaba las horas recordando su casa, y de pronto jugaba con su mente para no llenarse de miedo, jugaba a que estaba con su abuela escondiéndose de ella... había un lugar que le gustaba para esconderse, en un cuarto donde le jardinero guardaba sus herramientas, ahí se ocultaba cuando jugaba con su abuela... Extrañaba a a Enrique su viejo pastor inglés quien siempre daba con ella, y a Cornelio, su pequeño pony, obsequió de su tío Carlos. Lo extrañaba todo y cuando jugaba a que jugaba con su abuela, pronto se desesperaba y volvía el miedo, pensando que jamás la encontraría... no estaba Enrique para descubrir su escondite... estaba sola, sola completamente sola, luchando contra sus miedos, preguntándose ¿dónde está papá?, ¿Mamá estará preocupada?, -No Dios, no permitas que se preocupe, no puede hacerlo, espera a mi hermanito, diles que estoy bien.

A ciertas horas, abrían la puerta y dejaban un plato con comida desabrida que debía comer para tener fuerzas, parecía que dentro de su inocencia conocía sus circunstancias, y no quería ser más vulnerable de lo que ya era, quería tener pocas fuerzas para lo que pudiera venir, sabiduría de niños... A veces la vencía el cansancio y caía en un profundo sueño, y soñaba que estaba por la mañana dándose un baño, y de pronto alguien llegaba, corría las puertas de la bañera, no podía ver su rostro, sólo unos brazos de hombre y una voz que detrás de él decía, -apurate, no tardan en despertarse los viejos, ándale, que nos van a atrapar, tápale bien la boca, no sea que vaya a gritar-. esa voz le sonaba familiar, se le parecía a la voz de su nana, aquella mujer que llevaba desde que ella nació trabajando para su familia, había dedicado sus últimos 7 años de vida a cuidar de ella, alimentarla, bañarla, entretenerla mientras sus padres estaban trabajando o viajando. La mujer que contaba ya con cuarenta y cinco años de vida, había dejado familia para dedicarse al cien por ciento a ella, dejo a sus tres hijos, para consagrar su vida al cuidado de una perfecta desconocida, la admiraba mucho, la quería... Entonces, la enrollaron en aquella toalla blanca de baño, le cerraron la boca con una cinta que le lastimó los labios, aún tenía las heridas al rededor de su boca, la llevaron cargando con los ojos vendados. Por el sonido definió que era un porta equipajes a dónde la metieron. el auto arranco tan rápido como pudo y los minutos parecían eternidades, ella dentro de aquél pequeñísimo espacio... Por fin después de varias horas, el auto se detuvo, continuaba con los ojos vendados, no podía ver absolutamente nada. En brazos la llevaron al interior de algún lugar, la soltaron en caída libre desde la altura del hombre que la tenía cargando, sus huesitos azotaron contra el piso provocando un dolor intenso en su costado izquierdo, dolor que con el paso de los días no cedía y en ocasiones complica su respiración.

En su cuartito de dos por dos, a veces de pie, otras sentada, esperando su liberación, a como diera lugar, ella sabía que no pertenecía a ese espacio lleno de miedo, de oscuridad, de rencor... a veces podía escuchar las voces de sus cuidadores, gritándose, otras golpeándose... no le gustaba, quería estar bien... simplemente estar bien.

La nana, su nana, que tanto la cuidaba, no podía entender ahora por qué se había convertido en mala, haciéndola comer cosas feas, y hablándole como si no la conociera, como si nunca la hubiera querido, aquella mujer tan buena, pensaba que algo le había pasado para convertirse en mala persona. La nana, cuando se enteró que su hijo necesitaba el dinero para pagar una deuda con "La familia", pensó en hacer todo lo posible por salvar a su familia, no dejaba de reprocharse y con todo el dolor de su corazón, tuvo que utilizar a su otro gran amor, a su niña consentida, como ella le decía. Olvidó, cómo era de bebé, sus gracias, el amor que la niña le profesaba, olvidó todo para poder llevar a cabo su plan y poder rescatar a su familia. Tomaba el celular y cambiaba la voz "Si no tienen esos cinco millones de pesos para el Jueves, su hija muere". No se le cortaba la voz, ni asomaba algún gesto de compasión, olvidó todo para no "quebrarse" para odiarla y poder hacer su tarea. Aún así no dejo de asistir a su trabajo, había de hacer que las cosas parecieran en la medida de lo posible que todo estaba normal, no quería que sospecharan de ella, además de tener un mejor control estando en la casa con sus patrones, enterándose de cada movimiento para poder actuar...

Los padres se enteraron, fue un duro golpe cuando, al despertar la buscaron y no la encontraron por ninguna parte, el jardinero, el mozo, la nana, la cocinera, la abuela, el abuelo, y sus papas no dieron con ella, en la casa, el jardín, la cochera, el cuarto de herramientas del jardinero y no la encontraron, en la escuela, con sus amigas, sus primas y nada... Lloraron, preguntaban una y otra vez ¿Dónde está Dios mío?, donde quiera que esté, cuídala... ¿se habrá escapado?, Tal vez si hubiéramos estado más atentos a ella, pero si lo estábamos. -¡Te lo dije, debías pasar más tiempo con ella, te dije que te salieras de trabajar, con lo que ganó es más que suficiente para vivir bien, ahh no!!! pero la señora quería ejercer su profesión!!! Comenzaron los reproches... El silencio invadió la sala de estar, todos estaban en shock, sonó el teléfono celular del señor. Era una voz de mujer, fingida. -Escuche con atención, tenemos a su hija, queremos 5 millones de pesos para el próximo jueves, a menos que la quiera en pedacitos-. -No le haga daño por favor, cambio mi lugar por ella déjenla libre, no tiene la culpa... Vengan por mi, a ella no!!! suplicaba el papá... al escuchar, cayó al suelo, sin fuerzas, inconsciente su esposa, que no lo podía creer... volvió en sí, ¿Quién tiene a nuestra hija?, ¿Por qué, en qué estas metido?. En nada mujer, te juro que nada... los abuelos desplomados en el sillón, la mirada perdida, envejeciendo segundo tras segundo... Los sirvientes, apoyando, escuchando, la nana... era su día de descanso.

Jueves 5:00 A.M. El señor despierto esperaba, sonó el teléfono. -Hemos conseguido el dinero, ¿cómo?, ¿dónde? Dígame donde depositamos el dinero... ¿Cómo está mi hija?... ¡Dígame algo por favor!. -Su hija está bien, espere la próxima llamada en el transcurso del día-. -Por favor, por lo que más quiera, entréguenosla, no le hagan daño, ya tenemos el dinero no nos hagan esperar... es una niña solamente, no tiene la culpa de nada-. suplicaba. Colgaron, no le dijeron más, sólo colgaron la llamada...

La familia, haciéndose fuertes los unos a los otros, la nana, dando ánimos a la señora, llevando té de tila para tranquilizarlos, observaba disimuladamente, colocaba su mirada en ellos, esperando, analizando, decidiendo, qué hacer, cómo actuar... Esperaban, la llamada no entraba... el abuelo sugirió. -Llama a la policía, no les des gusto, simplemente llama, Dios quiera y la rescaten, no hemos sabido que esté bien, hijo, probablemente ya la asesinaron.

Los observaba, al escuchar, bajo la mirada, tomó la charola que portaba las bebidas y salió de la sala, llego a la cocina, preparó un té y lo bebió, sus nervios estaban de punta. -Si llaman a la policía todo se puede venir abajo, que se cierre la boca, Dios mío, sabes que sólo soy una madre desesperada, quiero salvar a mi hijo, a mi familia... dame fuerzas, que no llamen a la policía... Dios mío!!!! por favor-.

Los minutos pasaban, el segundero del reloj, marcaba el tic tac del corazón de cada uno de los integrantes de la familia, el abuelo y su marca pasos, la señora su corazón y el del bebe, la abuela angustiada tejiendo compulsivamente rezando puntada tras puntada... Minutos, horas de angustia, de las 6 de la mañana, eran ya las 12 del medio día y aún no recibían ninguna llamada con las instrucciones.

-Señor iré al mercado,hay que comprar la despensa- Dijo la nana, el señor simplemente asintió con la cabeza, la mujer salió de la casa, esta vez sin el chofer... Caminaba a prisa sobre la banqueta, encontró un teléfono público, tomó con temor la bocina, insertó las monedas en la ranura, una cayó al suelo, no se detuvo a recogerla, buscó dentro de su monedero otra, la insertó, marcó con mano temblorosa los números. -Llamo para dar las instrucciones, quiero el dinero en efectivo, habrá de poner los billetes en denominación de 500, usara un maletín de seguridad, la clave es cinco, tres, seis, cuarenta y dos... Espere mi llamada nuevamente en un par de horas y colgó-. Regreso a casa, con las manos y el bolso del mercado vacíos. Nadie notó que había vuelto, todos esperaban esa llamada, a veces discutían con el hecho de llamar a la policía, pero siempre concluían en que sería contraproducente.

Desconociendo lo que sucedía afuera,los arreglos a los que estaban llegando sus captores y su familia, sin saber el monto que han de pagar por ella, ni los procedimientos a seguir... esperaba, en el cuarto oscuro bajo la gotera, gota a gota el agua caía sobre su cabeza, provocando un dolor, su costado izquierdo le seguía doliendo complicaba más y más su respiración, el aire se le iba, se sofocaba, a veces tosía y salia sangre de su boca, pensaba que sólo eran las heridas en sus labios, lloraba, el dolor era insoportable y el aire que entraba en sus pulmones cada vez era más insuficiente... El tiempo pasaba...

Después de dos horas de espera, la nana vuelve, avisa -Señor, olvidé mi monedero cuando pagaba, debo ir al mercado a ver si lo dejé allá-. Camino nuevamente hacía el mercado, encontró el teléfono del cual ya había hablado antes... La niña estaba en su cuarto de dos por dos, pensando en su abuelo, en su hermanito que estaba por nacer, en su vida, en Enrique, en sus primos, una a una llegaban las imágenes, escenas felices que pasaba con los suyos, las navidades, los regalos, Cornelio y los paseos con su abuelo, su papá y su mamá cuando le dijeron que venía en camino su hermanito... La nana tomó el teléfono, la bocina, puso las monedas, marco el número, colgó, no estaba decidida, una señora se formó tras de ella esperando para utilizar el teléfono también, le cedió el lugar. Una a una caían las gotas sobre su cabeza, la niña tenía los labios morados, sus ojos sin brillo sin vida, sabía que no era su lugar, que no tenía por qué estar ahí, sangraba después de toser una y otra vez, divagaba, recordaba nuevamente, como la sacaron de su casa, de la bañera, la voz de su nana dando instrucciones... la niña perdía el oxígeno... Después de la llamada, la nana tomó nuevamente la bocina... Se abrió la puerta, la niña estaba desmayada, el hijo de la nana, pensando que estaba dormida, le dio una patada en el vientre esperando que con ello se despertará, la niña no se movió, el hijo, el hijo que era un policía federal graduado con honores, con mención honorifica por su lealtad a la patria y su honorabilidad, hasta que se tomó unas cervezas con su compadre y le hablo de un negocio, quería dinero, necesitaba dinero, entró en el negocio, vendía drogas y custodiaba a grandes jefes del crimen organizado, "La familia", la familia a la que defraudo utilizando los millones comprando casas y demás que hoy no le eran suficientes para pagar... mejor la vida de una niña inocente... No despertó, la niña no despertó, le dio una bofetada, la niña reaccionó, tosiendo, la dejo boca arriba, la niña siguió tosiendo, se dio la media vuelta, tomó el teléfono, el hijo, le llamo a la nana... ¡Madre! la niña tose, la niña escupe sangre, no responde ¿qué hago?... Madre, la niña... la niña no responde... colgó el teléfono... La nana había marcado ya el teléfono de su patrón... el patrón estaba al otro lado de la línea escuchando, -Resucítala, no se nos pueden morir nuestros 5 millones, es tu vida y la de tus hijos... Juan! dale respiración... Colgó... No se dio cuenta... el patrón escucho todo... el patrón dio parte a la policía.

miércoles, 17 de marzo de 2010

PARA TI

Las vías del tren
La carretera

Una cena
Una cerveza

¿Qué más da lo que haya en la mesa?

En la sala
En el piso

Una cama
En la escalera

¿Qué más da si te beso?

Es tu sonrisa que enternece, Tu mirada que a veces desafía y es pregunta y analiza... Son tus manos haciendo arte, coloreando la vida y a la gente... es tu cuerpo, el tapiz perfecto de tu piel que me invita un millón de besos que caminan y se acomodan desde el cuello hasta tus pies.

Es el desayuno
Es la cena
Una comida

Un paseo... Un parque hundido, es tu sueño escondido, tu ilusión... y te abrazo completa como eres, y te amo perfecta e imperfecta, con aciertos con errores y todo lo que conozco y desconozco te amo paso a paso poquito en silencio y en un grito... Desespero queriendo correr y encontrarme entre tus brazos.

Es una risa
Un chiste
Un enigma
Una palabra y es la duda... No sé si es momento de hablar de un para siempre, pero te quiero conmigo, me quiero contigo y te regalo mi presente...

Un Lirio el delirio de perderme en tu mirada, en tus labios, tu voz cantando una canción junto a un tren... tu mano tomando la mía sosteniendo el timón en el camino que recién comienza...
El mar de tu nombre mil caricias mis sueños y los tuyos... las ideas... una canción entre besos haciendo una impresión... TE AMO...

jueves, 11 de marzo de 2010

Amazona

Amazona, guerrera urbana
de cabellera larga
y pantalón de mezclilla..
Cambiaste las plumas
Te dejaste la esencia...
Posees en tu alma...
La claridad del agua del río.
En tus ojos...
La inmensidad del cielo de noche.
En tu cuerpo...
El aliento del viento.

Mi amazona en automóvil
Mi cazadora de sonrisas
Conquistadora de sueños
Guerrera de mil batallas
Curandera de almas...

Mi india de piel clara
Mi sueño, mi realidad, mi personaje de fantasía... la mujer con la que comparto mi alma.

martes, 9 de marzo de 2010

Él las vio

Tropezaron... ellas tomadas de la mano, andando las calles de la ciudad, él las vio, sorprendido las observó... un testigo a veces cómplice... él las vio.

Llegó a su destino, era pintor... camino unos pasos tomó la paleta de color y el lienzo caprichoso le solicitó la última imagen que vio... él las vio.

Deslizó el pincel... oleo color miel, su piel iluminó, una silueta, luego otra, una boca... un par de manos... las dos piezas de un rompecabezas... él, él las vio.

Un camino, su destino, un sueño de color... el matiz... un cariño, el amor... el azul profundo... sus pupilas distraídas, atentas... su sonrisas... mil sueños más pudo capturar.

Pintó... mil trazos, sus brazos... perdidas en un abrazo...concluyó con el perfecto retrato de un amor... eramos tu y yo. Él nos vio...

Respirándo

Tu y yo
Un tirón en el corazón
Te pienso
Te sueño
Te veo
Pareciera un sueño
Te acarició
Te abrazo
Despierto, estas conmigo...

Yo respirando de tu amor
Tú respirando de mi amor