viernes, 31 de octubre de 2008

Complejo

Entraron por separado, ella se sentó juntó al barandal verde de las escaleras, y ella justo en el balcón, al final del salón.
La primera, pide un café, saca un cigarrillo, lo enciende y lo deja en el cenizero.
La segunda, pide limonada, la carta y no para de mirar hacia el frente.
Se miran, se sonríen y en ocasiones se mira indiferentes, como si la otra fuese invisible.

Cuando la primera se distrae, la segunda piensa, la piensa, le habla, le invita, la conoce, y la elige.
Cuando la segunda no se puede dar cuenta, la primera cureosea, se imagina, fantasea, se queda en silencio y retoma el cigarro y el café.

La primera se asoma, busacando, como desesperada, como aquella que espera y no obtiene.
La segunda come, saborea, disfruta del platillo caliente que le acaban de servir.

De fondo toca un piano, hay un arpa y de la nada se rompe la calma, como partiendo plaza entra al lugar un caballero, buscando se acomoda junto al barandal verde y saluda a la primera, la besa, le abraza, con un dejo de tristeza la primera se inquieta ante la llegada de su hombre, la segunda sólo mira y mastica y traga.

Él que esta de frente a la segunda, le sonríe, disimuladamente volea con la primera fingiendo que le pone atención... La primera se da cuenta de la indiferencia de su hombre, le tortura, le molesta y a su mente llegan un gran número de imagenes, él con mil, él como si pudiera ver la fotografía de ella, se sonrie con cinizmo, la primera, se levanta, harta, decidida...
Se para frente a la segunda, le saluda, le sonríe, la toma de la mano y se la lleva del lugar...

La primera y la segunda, encuentran sin buscar... son y no son, sin dejar de ser primera y segunda se mezclan y se vuelven una...

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